La vida de un verdadero (a) maestro ( a) trascurre a diario en una mágica sinfonía de entrega y de pasión por el otro. La profesión docente poco valorada, vapuleada y desmedrada por la sociedad, no tiene ni medio asidero a lo que realmente representa en el consciente del profesor y para todo lo que está llamado a realizar en la vida de los estudiantes .
Un maestro (a) más que una gran enciclopedia de contenidos y de saberes , es un ser humano especial formado para aceptar, acoger y comprender todo el universo que representa un niño (a) darle la mano e invitarlo a caminar no sólo por el conocimiento, sino por la vida.
Enseñamos a compartir, empatizar, socializar con los otros a aceptar diferencias, queremos que cada cuál logre en definitiva ser un ser humano integro, lleno de pasión y cariño por lo que hace y por lo que entrega.
Un maestro (a) comprometido, es fundamental en el desarrollo de una sociedad sana, que desea lograr avances hacia el futuro. No es para hoy cuando educamos es para el mañana, en ese futuro no muy lejano en que los niños (as) se hacen adultos y que desde allí pueden realizar aportes concretos y reales a este mundo y a esta sociedad.
El maestro (a) se llena de energías al ver avances, logros y sonrisas. Llena constantemente su alma de recompensas. Algunos vivimos con nuestro corazón a mil por dar lo mejor en cada segundo de nuestra existencia por el otro. Por verlo crecer sano y saludable , cosas que la gente común jamás comprendería.
Ser maestro es ser amor en practica constante. El valor esencial de la educación y el plus vital de cada día en el aula es la disposición y el amor con que nos entregamos, somos una extensión de la familia, una extensión de la sociedad que acoge a niños y niñas que están forjando su espíritu, para ser fuertes ante la adversidad , para luchar y lograr sus sueños, en definitiva para sean seres humanos felices con la vida que elijan y decidan vivir.